Cesare Pavese: viaje, matrimonio, muerte

Estoy leyendo el Dietario de Cesare Pavese (1908-1950), escritor y poeta italiano de vida angustiada (y angustiosa), y un párrafo suyo me ha traído a la cabeza la idea principal de este blog y, de hecho, la idea principal con la que visito otros lugares: el viaje no como desconexión, sino como conexión (con uno mismo). El viaje como una práctica para el día. ¿Práctica para qué? Para vivir cada día como cuando estamos fuera: como un momento único, con apertura a nuevas cosas, con aprecio a lo que nos rodea, sin (pre)juicios, sin que la mente se nos vaya constantemente al futuro, porque solo así se ancla en el presente y nos permite vivir y apreciar el momento. El párrafo venido a la cabeza, en este sentido, me parece magnífico por cuanto da la vuelta al concepto que tenemos de viaje en contraposición a la rutina, en este caso, la del matrimonio: o viceversa, o dicho de otra manera: el matrimonio como aventura real, en oposición al viaje.

«No hay más rutina en la experiencia (el feo «viajar a toda costa») que en el normal encarrilamiento aceptado como es debido y vivido con entusiasmo e inteligencia. Estoy convencido de que hay más rutina en las aventuras que en un buen matrimonio». ¿Está Pavese «en contra» de viajar? Para nada, pero lo que dice tiene mucho sentido, y lo comparte totalmente: lo meritorio no es vivir el viaje como una aventura; lo meritorio, lo difícil, lo que es un reto vital, es vivir el día a día como una aventura. Es por ello que el viaje nos puede ayudar a realizarlo: porque la atención, vitalidad, apertura y entusiasmo que ponemos en él puede aplicarse, y debería de hecho, a lo que nos llena la mayor parte de nuestra vida: la cotidianidad, que no debe ser aburrimiento. La realidad, que no debe ser monotonía. La vida, que debe ser vivida.

 

PAVESE

«Porque lo propio de la aventura es conservar una reserva mental de defensa, por lo que no hay buenas aventuras: el matrimonio, quizá los hechos en el cielo (…) Quien no siente el perenne recomenzar que vivifica una existencia normal y conyugal es, en el fondo, un necio que, diga lo que diga, no siente tampoco un verdadero recomenzar en cada aventura», añade Pavese. Y de eso se trata, ni más ni menos. No es el viaje lo que es una aventura, sino el día a día.

“Viajar es una brutalidad. Te obliga a confiar en extraños y a perder de vista todo lo que te resulta familiar y confortable de tus amigos y tu casa. Estás todo el tiempo en desequilibrio. Nada es tuyo excepto lo más esencial: el aire, las horas de descanso, los sueños, el mar, el cielo; todas aquellas cosas que tienden hacia lo eterno o hacia lo que imaginamos como tal”, escribió también el italiano.

Quizás por ello dijo lo que dijo sobre el matrimonio, como una racionalización porque no consiguió a la mujer que quiso. Y quizás dijo lo  que dijo de los viajes, porque estuvo mucho tiempo confinado en una cárcel por sus actividades antifascistas. En un viaje poco se puede controlar. Pavese no pudo controlar tampoco su propia vida, llena de desamores y encarcelamientos.

Se suicidó tras dos desencuentros amorosos. Había dejado escrito anteriormente que la muerte era algo demasiado importante como para dejarla al azar, y que era mejor, puesto que pertenecía a uno mismo, decidir cada uno cuándo quería que fuera. Para mí, el viaje y la vida son lo mismo. Para él quizás también: el viaje como algo «brutal», donde no puedes controlar nada. La vida, quizás también brutal para él, por cuanto fue privado de libertad y no consiguió a su mujer amada. El suicidio fue quizás su única elección libre, poniendo fin a su aventura vital.

 

 

 

2 respuestas a «Cesare Pavese: viaje, matrimonio, muerte»

  1. Tremendas reflexiones de Cesare Pavese, muy claras, incluso duras, y sobre todo, muy buenas interpretaciones las tuyas. Fantástico relato. Me apunto el Dietario, sin duda. ¡Gracias por compartirlo!

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