Ometepe es una isla de Nicaragua, la más grande del mundo en un lago, y su peculiaridad es que está constituida por dos volcanes, que le dan una forma curiosa, la del símbolo de infinito. Se trata de un lugar, por suerte, relativamente poco explotado turístico y de una gran belleza paisajística
Para llegar, me levanto temprano, desayuno gallo pinto en el hostal y último paseo por Granada antes de coger el bus a Rivas. De nuevo, disfruto muchísimo de la ciudad. Los edificios, la gente, el ambiente…todo es muy fotogénico. A las 12:30 pillo el chicken bus hasta Rivas, de allí taxi (30 córdobas) hasta el ferry y de allí a Ometepe. Tenía reservado un hostal en Moyagalpa que, de hecho, era una casa particular, llamada “La casa de Gio”. Está muy bien porque estás en una casa de allí, con la familia, con lo que puedes ver cómo viven, y siempre es más interesante que un hotel. Además, son encantadores. El propio Gio me llevó, nada más llegar y sabiendo que se estaba haciendo de noche y poco ya podría ver en la isla, hasta un lugar donde poder ver la puesta del sol (Punta Jesús María): la vista era preciosa, se veía el Concepción y un arco iris, ya que acababa de llover. Muy bonito.
Al día siguiente me preparan un desayuno por solo 4 USD espectacular: gallo pinto, tostadas, café, plátano, zumo de una fruta tropical cuyo nombre no recuerdo, huevos revueltos con pimiento…Y me dispongo a explorar la isla. La verdad es que la falta de tiempo para planificar el viaje (a Nicaragua fui solo 5 días después de volver de Malasia) hizo que no tenía ni idea de cómo desplazarme ni qué visitar. Tenía previsto estar solo dos días, por lo que ir en transporte público hubiera tomado demasiado tiempo. Con la bicicleta llegas a pocas partes, y no tengo carnet de conducir motocicletas. Así que Gio me organizó un tour con un guía que llevaba moto y así pude ver lo más destacado de Ometepe.
Si queréis que os sea sincero, las excursiones más famosas no me dijeron gran cosa. El Charco verde no deja de ser un estanque sin mucho atractivo (lo mejor del parque es la playa…aconsejo, según legáis, ir hacia la izquierda bordeándola), la cascada de San Ramón está bien pero tampoco no mata, y el Ojo de Agua directamente es una turistada que cuando llegué, me di media vuelta y me fui. Lo mejor de la isla, sin duda y para mí, es todos los paisajes que ofrece, y por eso ir en moto fue un gran acierto. Vas viendo las casas, muy humildes, la vegetación, exótica y abundante, los animales (cerdos, caballos, gallinas…), los volcanes…
Así pues, para el día siguiente y tras el suculento desayuno de rigor (con descanso en hamaca incluido) le dije a Henry (así se llamaba el chico que me llevaba en moto) que lo que más me interesaban eran las vistas y también la vida local. Ni corto ni perezoso, me lleva primero a la casa de su abuela, donde su primo saca una vara, le da a un cocotero y nos ponemos a beber agua del coco, y luego a casa de unos amigos que hacían un licor de maíz parecido al orujo, que nos tomamos mientras escuchamos música. Sin duda estas experiencias, más que las propias visitas, es lo que más te quedan de un viaje.
Para comer, a casa de un amigo que elabora un nacatamal muy bueno (una especie de pasta de maíz con cerdo tipo chistorra sobre una hoja de plátano). Hice la excursión al primer mirador del Maderas, con una vista excepcional del Concepción: la subida es durilla porque hay mucho barro, pero vale la pena. Lo que no sé si vale la pena es subir al volcán (a cualquiera de ellos)…me dijeron que no se ve nada por la niebla que hay casi siempre y, además, pierdes un día. Yo me conformé con la subida (de una hora) hasta el primer mirador:
Luego vendría una imagen que espero que no se me borre de la cabeza nunca: fuimos a la playa de Santa Cruz a ver la puesta de sol y, desde el mar, mirando hacia la arena, se ven los dos volcanes, mientras ves pasar algunos caballos y el cielo se vuelve rojizo. Espectacular, sin palabras. Una de las imágenes más bonitas que he visto en mi vida, de esas que te quedas boquiabierto, extasiado y disfrutando de una visión única:
Tema alojamiento en Ometepe: hay gente que prefiere estar en Moyagalpa para estar cerca del ferry y otra gente que no, porque al estar en un extremo de la isla, estás más lejos de todo. Yo creo sinceramente que da igual donde te alojes si te desplazas en moto, porque dar la vuelta a la isla no son más de 100 quilómetros y puedes ir a cualquier lado en un solo día, por tanto tampoco no creo que valga la pena alojarse en diferentes lugares para conocer diferentes zonas porque, repito, si vas en moto, llegas a cualquier lado en un solo día. Otra cosa es que vayas en bici y estés más días…entonces sí que conviene alojarse en diferentes sitios.
En resumen, dos días magníficos donde lo que más me gustó no fueron las excursiones “famosas”, sino simplemente recorrer la isla viendo sus paisajes de vegetación y volcanes y saboreando un poco la vida local.