Nigeria

Lectura durante el viaje: Todo se desmorona (Chinua Achebe)

 

¿Por qué me interesó viajar a Nigeria? Por muchísimos motivos. Primero, y aunque en un viaje corto es imposible conocer la realidad socio-económica de un país, quería ver con mis propios ojos cómo era un lugar que, siendo uno de los mayores explotadores de petróleo del mundo, también era uno de los más pobres. Segundo, porque en los últimos años he viajado a estados relativamente nuevos, creados en los últimos 80 años por la desmembración de otros (como Uzbekistán, Moldavia, Georgia o Kirguistán), por la descolonización (Benín, Malasia, Burkina Faso, Argelia, India y, en cierto sentido, Israel) o por ambos motivos (Pakistán). Y en todos ellos he observado el mismo patrón: aunque se recupere la independencia (o, mejor dicho, al ser países que antes no existían, se deje de depender del país ocupante), los problemas persisten. Porque se partieron territorios con tiralíneas dividiendo etnias, porque de algún modo los nuevos gobiernos, corruptos, siguieron dependiendo de la metrópolis o porque, simplemente, las cosas no se pueden forzar.

 

Nigeria tiene fama de país peligroso y caótico. Una fama merecida y justificada: es imposible que haya estabilidad en un lugar nacido de la nada (“Nigeria” como tal fue creada por los ingleses) con 250 etnias diferentes y que, para mayor complicación, se divide en dos en cuanto a religiones: norte musulmán y sur cristiano. Si a esto se le añade lo que comentaba antes (es uno de los mayores productores de crudo con la increíble paradoja de que tiene una balanza negativa ya que al no tener infraestructuras propias (refinerías) tiene que comprar la gasolina de exportación) nos encontramos en un país donde el caldo de cultivo de la corrupción está más caliente que en ningún otro lugar.

Sí, Nigeria es un país riquísimo en materiales pero con unas carreteras lamentables. El gobierno de turno se queda con la mitad del presupuesto para su construcción, los materiales por tanto son de la peor calidad y al cabo de un año están llenas de agujeros. Y eso es sólo la punta del iceberg. Pero dicho esto, también es cierto que la gente es consciente de la mala imagen de su país, cuyo número de turistas tiende a cero, y por eso se sorprende de ver un visitante, lo recibe con una sonrisa, con un “welcome to Nigeria” y con el mayor de los agradecimientos. Es uno de los pueblos más amigables y hospitalarios que he conocido (a excepción hecha de la policía, por supuesto).

 

Yorubalandia, la zona que yo visité, vendría a corresponder a la parte suroeste de Nigeria, donde la etnia mayoritaria son los yoruba. Los otros grupos de importancia son los igbo al sur y los hausa y los fulani al norte. Cristianos de confesión y animistas de tradición, combinando ambas fes en muchos momentos, los yoruba viven en un territorio muy interesante y con muchísimos atractivos. Lagos es una metrópolis apabullante, dinámica, parecida a un gran mercado al aire libre, mientras que hay otras ciudades de gran interés, como Oshogbo y Abeokuta. La primera contiene el bosque Oshún, declarado patrimonio mundial por la UNESCO. Un bosque sagrado, dedicado a diferentes divinidades de la religión vudú, especialmente a Osún, la diosa de la fertilidad, a la que se rinde culto en el río que lo atraviesa. Un lugar simbólico y metafórico. Allí hay diferentes templos para rituales y la gente hace ofrendas y se va a purificar.

 

Abeokuta por otro lado, me pareció una de las ciudades más interesantes de todo el golfo de Guinea. Con montículos y pareciendo enclavada en la naturaleza, es un lugar lleno de edificios afrobrasileños; es decir, los que construyeron los descendientes de los esclavos que volvieron de Brasil al país de sus antepasados. Es una delicia pasear por sus calles, disfrutando de su arquitectura y de la amabilidad de sus gentes.

 

Y entre ciudad y ciudad, sin duda no hay lugar para el aburrimiento. Entre los atascos provocados por la mala situación del pavimento (los camiones se quedan trabados en los agujeros, los demás vehículos ocupan el sentido contrario y se montan unos pollos monumentales), los vendedores ambulantes (de cosas necesarias para la conducción, como comida o utensilios para el coche y otras no tanto, como barras de ducha o teléfonos de mesa), el observar los curiosos nombres de los comercios, muchos de ellos con connotaciones religiosas, y la policía corrupta, cualquier trayecto por carretera es una pequeña aventura. Sobre estos últimos, se podría establecer una clasificación según su tipología, basándome en mi experiencia:

a)Los que ven un coche bueno y con un blanco…van a ver si te pillan con alguna irregularidad para que sueltes la mordida…nos revisaron no solo los papeles sino también que lleváramos el triángulo y un extintor. Mientras, pasaban coches llenos hasta los topes, sin matrícula y sin faros. Pero claro, de ahí rascarían poco. No das nada porque todo está OK
b) Los de la frontera: te piden amablemente una ayuda «para cerveza» o «para comer»…les sueltas 1000 nairas (2,5 euros) como mordida y sigues.
c)Los cabrones: estos son los peores. Al ver que no éramos trabajadores y por tanto no había papeles que pudiéramos dar para demostrarlo, se inventaron que necesitábamos un permiso de la embajada para visitar el país (lógicamente, es falso, para eso ya tienes el visado…el tipo ni pidió los pasaportes). El colmo del cinismo fue  decir que en Nigeria había reglas y las teníamos que respetar. Como no teníamos el susodicho papel, que no existe, nos amenazó en ir a la comisaria a que un informático revisara nuestros ordenadores (pero al ser domingo, tendríamos que pasar la noche allí). Pago de 16.000 nairas en este caso.

 

Como comentaba, una de las diversiones es observar los nombres de los comercios. Nigeria es el país del mundo donde he visto más religiosidad cristiana, y seguramente el que más iglesias por metro cuadrado tiene después del Vaticano. Prácticamente uno de cada 10 edificios es un templo, mientras que muchísimos productos y establecimientos tienen nombres del tipo “God is good fried chicken”, “Jesus saves motor repairs” o “Pharmacy Pray to Our Lord”. Es realmente divertido ver, como interesante es acudir a alguna misa, del tipo góspel, de larguísima duración y donde los feligreses lo viven con pasión. Al mismo tiempo, uno observa que en las fachadas de muchas casas está pintado “This house is not for sale” (Esta casa no está en venta) porque hay la divertida costumbre de ocupar un piso cualquiera, venderlo al primer interesado y negocio redondo. Lo dicho, un país alucinante, surrealista, lleno de contrastes y donde el fervor religioso contrasta con la corrupción a muchísimos niveles.

 

 

Leyendo la historia reciente de Nigeria veo que desde su independencia del Reino Unido en 1960 ha tenido innumerables presidentes, ha sufrido varios golpes de estado, una guerra civil (con el autoproclamado estado independiente de Biafra en 1960) y casos de corrupción para dar y tomar. Lo dicho, uno de los principales exportadores de petróleo es también uno de los países más pobres del continente. El equilibro inter-étnico e inter-religioso (y más con el avance islamista en el norte) es prácticamente imposible en un país prácticamente ingobernable. Estos serían los datos “macro” y sus causas o consecuencias. Otros detalles significativos que vi…los coches de los políticos llevan las matrículas tapadas, supongo que por miedo a algún atentado. Por no hablar de la corrupción policial, que no deja de ser el último escalón pero sin duda muy significativo.

Uno de los presidentes de Nigeria, Sani Abacha, que lo fue entre 1993 y 1998, murió de un ataque al corazón, debido, y esto es algo extra oficial, a una sobredosis de viagra estando con dos prostitutas indias. Es un detalle anecdótico, pero que para mí dice mucho de un país si su principal mandatario se comporta de esta manera. Pero eso es lo de menos. Abacha, confabulado con las grandes multinacionales petroleras que operaban en Nigeria, masacró a los opositores medioambientalistas. Mandó ejecutar por ahorcamiento al activista Ken Saro-Wiva. Desconozco si a día de hoy su familia ha devuelto los 4.000 millones de euros que tenía en cuentas en el extranjero, pero lo que sí sé es que todo ello demuestra que Nigeria es un país apabullante y caótico pero divertido y hospitalario. Una cosa no quita la otra. Se viven situaciones disparatadas y a uno le pueden desquiciar dependiendo de la actitud con las que se tomen.

Viajar por Nigeria es toda una aventura donde se pueden vivir las situaciones más inverosímiles y desquiciantes, una ruta por la inmundicia y, a la vez, por la hospitalidad. ¿Tiene sentido que reciclemos cuando 200 millones de personas no saben ni lo que es una papelera? El libro más conocido del autor africano más internacional, Chenua Achebe, que era nigeriano, lleva por título “Todo se desmorona”. Carreteras infames, caos, suciedad hasta los topes, surrealismo y una sonrisa de bienvenida. No sé si todo se desmorona, pero muchas cosas sí.