“Estate atento a cualquier señal de belleza” es una frase del monje budista Sogyal Rinpoché que aparece en “El libro tibetano de la vida y de la muerte”. Se trata de un consejo para invitar a la meditación. Toda señal de belleza o gracia nos puede ayudar a centrar la atención en el momento presente. Lo que es relativamente fácil en viaje, por cuanto nos encontramos muchas veces con incentivos y atractivos que nos llaman la atención, lo es más en la vida cotidiana, donde en demasiadas ocasiones, por prisa, automatismo o cualquier otro motivo, se nos pasan por alto elementos que nos pudieran hacer frenar por un momento, percibir el instante presente para ser consciente de él o, simplemente, admirar el detalle, bello o no, por el simple hecho de hacerlo, sin más finalidad. Cuantas veces andamos con la mente ocupada en el viaje que hicimos o que haremos, pensando en todo lo que queremos ver, mientras se nos pasan por alto muchísimas señales de belleza a nuestro alrededor.
Parece estar de moda el mindfulness, que pregona el aquí y el ahora, la atención consciente. El viaje ejemplifica perfectamente los postulados de esta corriente que aboga por la conciencia plena del instante presente. Y tal cual es un viaje. Un momento y espacio único, cada día diferente. Idealmente, así deberíamos afrontar la vida.