Montaigne y el propósito del viaje

A quienes me preguntan la razón de mis viajes les contesto que sé bien de qué huyo pero ignoro lo que busco.

Michel de Montaigne
Como he apuntado algunas veces, tanto en algunas entradas de este blog como especialmente en el apartado de “misión”, para mí un viaje no sirve para “desconectar”, sino todo lo contrario. ¿No será que en nuestra cotidianidad, con nuestras prisas, obligaciones y automatismos, es cuando estamos desconectados de nosotros mismos? Viajar se convierte así en una manera de conexión. De conexión con nosotros mismos. Nos activa varios mecanismos fundamentales para la supervivencia y alimentación del alma: la atención constante, la no-distracción, la sorpresa, la apertura a todo, la búsqueda de la belleza, la duda razonable…Algo de lo que, por desgracia, se carece habitualmente en nuestra cotidianidad. Así, creo yo, el cómo actuamos en un viaje es el cómo deberíamos actuar en nuestra día a día. Viajar no es escapar fuera. Es buscar dentro.
Por tanto, y parafraseando la frase de Montaigne con la que abro este artículo… ¿por qué viajamos? Lógicamente, lo anterior no responde a esta pregunta. No es para desconectar (o, al menos yo no lo hago por ello). ¿Para qué, entonces? La respuesta en parte ya la ha expuesto. La atención, la sorpresa, la búsqueda del detalle, de lo bello, apreciar la diferencia, es mucho más fácil si lo que se visita es diferente. Porque contrasta con lo conocido. Michel de Montaigne (1533-1559), filósofo y ensayista francés, lo dejó escrito en un párrafo de sus Ensayos:

“El trato entre los hombres es algo maravillosamente oportuno, así como visitar los países extranjeros, no sólo para reportar, a la manera de nuestra nobleza, cuantos pasos hace la Santa Rotonda o la riqueza del vestuario de la signora Livia; o, como gusta a otros, si la cara de Nerón, vista en alguna vieja ruina de allí, es más larga o más ancha que la de alguna medalla similar; sino para conocer sobre todo los caracteres y las costumbres de aquellas naciones y para limar nuestro cerebro con el de los demás. Se extrae una prodigiosa claridad, para los juicios humanos, gracias a la frecuentación del mundo. Vivimos encogidos y replegados en nosotros mismos; y no vemos más allá de la longitud de nuestra nariz. Este gran mundo que unos multiplican aún como las especies de un género es el espejo en el que nos tenemos que mirar para conocernos un poco. Y quiero que este sea, en suma, el libro de mi alumno”.
Pero si lo construido por la mano humano puede sorprendernos, para Montaigne nada iguala a la naturaleza. Y esta idea ya fue expuesta anteriormente por Platón, al que cita y será recogida por Nietzsche, tal y como apuntamos en un post anterior. El pensador francés, en el capítulo titulado sorprendentemente “De los caníbales”, en sus Ensayos, deja dicho:

“No hay ningún motivo por el que la técnica tenga que superar en honor la poderosa madre Naturaleza; hemos sobrecargado tanto la belleza y la riqueza de sus obras con inventos nuestros que la hemos ahogada por completo. Con la suma de nuestros esfuerzos no seríamos capaces de llegar a reproducir el nido del más insignificante de los pajaritos, ni la textura, la belleza y la eficacia de su uso; ni tampoco la telaraña de la débil araña. Afirma Platón que todas las cosas han sido creadas o bien por la naturaleza, o bien por azar, o bien por la técnica: las más grandes y hermosas, por una de las dos causas, las imperfectas y pequeñas, por la tercera”

 

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Michel de Montaigne

 

Cada uno sale fuera por un motivo distinto (“A veces olvidamos el objetivo inicial al viajar, dijo el propio Nietzsche). Pero creo que los motivos no son lo importante, sino la actitud en el viaje. Quiero pensar que cuando viajo conecto más conmigo mismo y, como he dicho al principio, esta es la actitud que quiero llevar a cabo en el día a día. Claro que en el día a día es más difícil apreciar y estar atento a los detalles, y valorar la diferencia que hay entre uno día y otro (algo más fácil estando fuera, donde cada día se está en un lugar distinto y se visitan cosas diferentes). Es por ello que vivir diariamente es más difícil que viajar. Es un reto más complicado, ya que el principal problema es que no somos conscientes de que existe este reto. No somos conscientes del viaje diario. Y sin ser conscientes, es más difícil cambiar la actitud. El día a día es un reto mayor que un viaje. Si se consigue este ejercicio, la pregunta de “por qué viajar” se convierte en totalmente opuesta a la de “para qué viajar”.

 

En el viaje ya se va aprendido. No se desconecta. No te puedes “encontrar” a ti mismo si antes no has hecho este ejercicio en tu día a día. Y es por ello que, en mi opinión, un viaje difícilmente puede hacer cambiar a alguien. Pero este tema da para otro post, también con la ayuda de Montaigne:

 

“(De la soledad) Al fin y al cabo, o al menos, eso creo, todo va a parar al mismo lugar; se trata de vivir lentamente ya su cayendo. Más hay quien no busca siempre bastante bien el camino. A menudo se piensa que se han dejado atrás las dificultades, cuando lo que se ha hecho es sustituirlas (…) La ambición, la avaricia, la irresolución, el miedo y las concupiscencias no nos abandonan porque cambiamos de comarca (…) a Sócrates le dijeron que cierta persona no se había enmendado genes en un viaje: «Me lo puedo creer -respondió- se llevó a sí mismo.

Quid tierras alio calientes sole mutamus? Patria quis exul se quoque fugit? (¿Por qué cambiamos nuestras tierras por unas de calentadas por otro sol? ¿Quién, exiliándose de su patria, ha huido también de sí mismo?

Debemos hacer como los animales que borran el rastro a la entrada de la madriguera. No tiene que buscar más que el mundo hable de vosotros, sino la manera de hablar a vosotros mismos. Retiraos el interior vuestro, pero prepárese primero por recibiros; sería locura fiarse os de ustedes mismos, si no te sabe conducir”

3 respuestas a «Montaigne y el propósito del viaje»

  1. Totalmente de acuerdo 😉 de hecho nunca lo pierdo de vista y lo practico en el día a día, o lo intento 😉 Soy muy consciente de que la vida es «el gran viaje» 😀 …tanto que así llamé a uno de los cajones/secciones de mi blog donde poder contar pequeñas historias, reflexiones, curiosidades…
    Un saludo.

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